Y es que el español es un valor en alza, al menos así lo atestiguan los datos recogidos en el informe “El español, una lengua viva”, publicado en junio de 2010 por el Instituto Cervantes:
- el español es la segunda lengua más hablada en el mundo como lengua nativa
- la cifra actual de hispanohablantes asciende a más de 450 millones de personas, incluyendo los hablantes de dominio nativo, los de dominio limitado y los hablantes de español como lengua extranjera
- se estima que al menos 14 millones de personas estudian español como lengua extranjera
- el número de aspirantes a la obtención de los Diplomas de Español como Lengua Extranjera (DELE) ascendió a 45.095 candidatos inscritos en el último año.
Pero el valor de nuestra lengua ya no se calcula únicamente en estos términos…
Desde 2007, la Fundación Telefónica y el Instituto Cervantes vienen publicando una serie de estudios bajo el título general de “Valor económico del español: una empresa multinacional” cuyo objetivo consiste en, por un lado, cuantificar toda la actividad productiva que, en la economía española e hispanoamericana, encuentra en la lengua algún tipo de contenido relevante y, por otro, en crear opinión sobre la importancia y el carácter estratégico de este activo intangible para España y los países de América Latina.
En el último de estos estudios, El español, lengua global. La economía, se asegura que si se considera el “componente” de lengua de cada actividad económica, comenzando por las industrias culturales, el español supone ni más ni menos que el 16% del PIB de nuestro país. Incluso Carmen Caffarel, directora del Instituto Cervantes, afirmaba recientemente que “el español es el producto más demandado que tiene España”.
Pero, ¿cómo se valora el peso económico de un idioma? Los economistas distinguen 3 funciones económicas de la lengua:
- la lengua como mercado, que se refiere a la enseñanza del idioma y a las actividades mercantiles asociadas a ella: servicios lingüísticos, enseñanza del español para extranjeros, las ediciones para la enseñanza del español y el desarrollo de herramientas y recursos informáticos relacionados con la lengua española
- la lengua como soporte de la comunicación y la creación es un elemento central del sector cultural, que ha cobrado una gran importancia en la economía internacional con el crecimiento de las industrias culturales: la literatura, el teatro, el cine, la música, los medios de comunicación, la producción científica e intelectual y la educación.
- la lengua como idioma para el comercio, facilita las inversiones internacionales, factor que reduce los costes de transacción (formación, información y negociación) y acorta la distancia psicológica entre los agentes económicos.
A pesar de que el inglés sigue siendo la lingua franca indiscutible, el español está ganándole terreno a pasos agigantados. La UNESCO sostiene que en un plazo aproximado de 45 años la cuarta parte de la población mundial hablará nuestro idioma. Si bien, como veremos a continuación, hay motivos para el optimismo, todavía queda mucho por hacer…
Las oportunidades de esta “empresa multinacional” como se ha llegado a denominar a la lengua española, es su fuerte implantación en lugares clave como Estados Unidos, el segundo país por detrás de México en número de hispanohablantes, y donde el crecimiento como segunda lengua resulta más significativo, pues cada año se incorpora más de un millón y medio de nuevos hablantes. Del mismo modo, la decisión de Brasil de introducir nuestra lengua en los planes de estudio demuestra la creciente demanda que está alcanzando nuestro idioma.
Por otro lado, hay que destacar la expansión del Instituto Cervantes en todo el mundo, que cuenta ya con 74 centros en los cincos continentes y que además registra un crecimiento anual del 21% en el número de matrículas de estudiantes de español.
Si nos centramos en las amenazas, el español se enfrenta a importantes retos. En primer lugar, su poca presencia como idioma de transmisión de conocimientos científicos y tecnológicos, relegado a un plano apenas perceptible en el ámbito internacional. En segundo lugar, la lengua española es aún minoritaria en Internet. Existe un flagrante desequilibrio entre los contenidos en español y el número de hispanohablantes.
En cuanto a las fortalezas, destaca la unidad de nuestra lengua, su carácter oficial en 21 países del mundo y la posibilidad de sus hablantes de comunicarse con más de 400 millones de personas. Además, hay que destacar la pujanza de las actividades económicas que utilizan el español como herramienta básica de trabajo. Por ejemplo, la industria editorial española, sector económico en el que la lengua constituye su materia prima, ocupa el cuarto lugar en el mundo. Y como ya se apuntó anteriormente, se estima que el 16% del PIB está vinculado al español.
Finalmente, las debilidades de nuestro idioma están fundamentalmente relacionadas con un recurso intangible como es la imagen de marca de nuestro país y de nuestra cultura. Si bien se han hecho importantes avances en su mejora, la imagen que exportamos según los últimos estudios del Real Instituto Elcano, es la de ser un país de bajo nivel educativo y donde sus habitantes destinan la mayor parte de su tiempo al ocio, lo que provoca que no se considere al español como una buena inversión para el futuro profesional.
El español se perfila así como un recurso intangible de gran valor, una materia prima estratégica de primer orden, que no se gasta ni contamina, sino que crece y gana en valor a medida que su uso se expande y aumenta la comunidad de habla. Pero tiene un arduo trabajo por delante.
Como proclamó Vargas Llosa en su discurso de aceptación del Premio Nobel, si gracias al boom latinoamericano el mundo descubrió “que América Latina no era sólo el continente de los golpes de Estado, los caudillos de opereta, los guerrilleros barbudos y las maracas del mambo y el chachachá, sino también ideas, formas artísticas y fantasías literarias que trascendían lo pintoresco”, nuestro país y nuestro idioma aún tiene que demostrar cuál es ese valor añadido que aportar al mundo.
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