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domingo, 12 de diciembre de 2010

Exposiciones temporales y recortes presupuestarios


La actual crisis económica a escala mundial ha hecho agudizar el ingenio y buscar fórmulas para ahorrar costes. También en los museos. La estrategia está clara: seguir atrayendo al público sin descuidar la calidad, pero reduciendo recursos financieros.

No es ninguna novedad que las exposiciones de carácter temporal son un auténtico fenómeno de masas y una fuente de potentes ingresos, tanto por la afluencia de público como por la venta de muchos productos derivados de la muestra: merchandising, catálogos, visitas guiadas, conferencias, seminarios profesionales...

Se ha hablado mucho de lo paradójico que resulta que este mismo público no visita las colecciones permanentes con igual entusiasmo, pese a que exhiban muchas de las obras que forman parte después de esas otras exhibiciones temporales.

La fórmula del éxito de estas exposiciones. Destaca la dimensión referencial. Se trata de la labor del comisario al elaborar un hilo conductor coherente, unida a una dimensión circunstancial, de temporalidad, donde obras dispares se encuentran reunidas de forma excepcional, irrepetible y de manera efímera; y todo ello acompañado por una potente campaña publicitaria.

Organizar estas exposiciones supone entonces una buena fuente de ingresos para los museos, pero también un importante desembolso de recursos científicos, humanos, tecnológicos y por supuesto económicos: traslados, asegurar las obras, montaje y desmontaje, etc. La reducción de presupuestos ha traído como consecuencia un ahorro forzoso en las salas… ¿Cómo se aprietan el cinturón las instituciones?

En palabras de Miguel Zugaza, director del Museo del Prado Es mejor compartir una muestra que “alquilarla", a propósito de la actual estrategia de numerosas instituciones españolas: en vez de pedir en préstamo obras de distintas colecciones se está optando por hacer intercambios con conjuntos de colecciones privadas. Entre las más destacadas la Fundación Mapfre con Made in USA, arte americano de The Phillips Collection de Washington; el Prado con Pasión por Renoir, préstamo de la Fundación Sterling & Francine Clark Art Institute de Williamstown, que a su vez recibirá en préstamo en la siguiente temporada obras de desnudo de las colecciones reales; o en el IVAM, con las colecciones Christian Stein y también The Judith Rothschild Collection, propiedad del MOMA.
Para la directora del IVAM, Consuelo Císcar, las ventajas de presentar colecciones son múltiples, tanto en el terreno económico como en el de la difusión, la investigación, la colaboración con otros centros públicos y privados y la coherencia del relato.



Picasso, Van Gogh, impresionistas, Velázquez… Apostar por intangibles utilizando como reclamo “productos” familiares, nombres conocidos y artistas consolidados, es desde luego una de las fórmulas que aseguran éxito sin riesgo. Más aún si las instituciones bucean en sus propios fondos de depósito evitando así el desembolso financiero que acompaña a los traslados. Actualmente coinciden en Madrid tres muestras de arte impresionista: la anteriormente mencionada de Renoir en el Prado, y los Jardines impresionistas en dos sedes (exposición conjunta del Thyssen y Fundación Caja Madrid).El museo del Prado, que posee la mayor colección de cuadros de Rubens, aprovecha para organizar una muestra con noventa cuadros de sus fondos y utiliza como gancho adicional una novedosa presentación expositiva “casi como una secuencia cinematográfica”.

Museos americanos, dependientes completamente del patrocinio privado, en la situación actual quizás menos generoso, han utilizado la misma fórmula de “tirar” de depósito: Expresionismo abstracto en el MOMA y Modern Life: Edward Hopper and His Time en el Whitney abren esta temporada en Nueva York.
En datos, el número de visitantes de la exposición “Picasso y los maestros” clausurada el pasado año en el Grand Palais, supone el mayor hito de asistencia en la historia de la ciudad parisina (después de otra muestra sobre Renoir en el D´Orsay hace diecinueve años). Aunque en este caso si se trataba de obras en préstamo, no hace más que reforzar la teoría de que las prácticas conservadoras son una apuesta sobre seguro en términos de rentabilidad.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/museos/brillan/arte/privado/elpepicul/20101004elpepicul_1/Tes
http://www.elpais.com/articulo/portada/viaje/real/elpepuculbab/20101204elpbabpor_5/Tes
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/02/09/cronicasdesdeeuropa/1234174658.html







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