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Ana Martínez López-Abad
La “revolución cultural” de Walt Disney ya está en marcha en la nueva China
Tras veinte años de negociaciones, Mickey, Minnie y sus amigos contarán con un nuevo reino mágico en Shanghái.
La “magia económica” del país, justifica que Disney emprenda esta arriesgada inversión que asciende a 3.600 millones de dólares (2432 millones de euros). China es, actualmente, uno de los países más dinámicos e importantes en crecimiento económico y las grandes marcas mundiales no pueden permitirse no estar en un mercado de 1.300 millones de bolsillos.
Por otro lado, el turismo interno de China es el mayor del mundo, con un valor de 100.000 millones de dólares en 2008, y se prevé que el negocio turístico crezca hasta un 11% al año en la próxima década. El aumento de la afluencia turística, la celebración, el próximo año, de la Exposición Universal y la mejora de las infraestructuras, incluida una línea de alta velocidad de Pekín a Shanghái, apuntan en la dirección correcta.
Desde luego China parece el escenario idóneo para la construcción de este nuevo parque que además, contaría con un importante elemento de diferenciación con respecto a los otros parques propiedad de la compañía, y es que Disneyland Shanghái podría convertirse en el mayor parque temático del planeta dedicado a la animación de Pixar, compañía que Disney compró hace dos años.
La rentabilidad está garantizada. He Jianmin, uno de los economistas encargados de evaluar el proyecto por parte de China, se declara confiado "Ahora, con el desarrollo de la economía china, no se plantean problemas". De hecho, las acciones de las compañías de los sectores de la construcción y del turismo se dispararon en la Bolsa de Shanghái tras el anuncio de acuerdo. Asimismo los dibujos animados de Disney son muy populares en China, donde ya emplean a 600 trabajadores en Pekín, Shanghái y Cantón y vende sus productos en 5.000 puntos de 25 ciudades.
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